https://doi.org/10.29059/rdycsv.v6i1.183

 

 

Reflexiones sobre el Buen Vivir desde tres miradas epistémicas: revisión de la literatura, diálogo de saberes e investigación interdisciplinar.

Reflections on Good Living from three epistemic perspectives: literature review, dialogue of knowledge and interdisciplinary research.

 

José Guillermo Díaz-Muñoz

 

*Correspondencia: jguillermo@iteso.mx Fecha de recepción: 8 de agosto de 2023 / Fecha de aceptación: 15 de noviembre de 2023 / Fecha de publicación: 13 de diciembre de 2023

ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, Tlaquepaque, Jalisco, México

 

Resumen: El presente trabajo es resultado de un amplio proceso de indagación, discusión y construcción del concepto del buen vivir como una de las alternativas al desarrollo dominante en el sistema-mundo capitalista actual. Se pretende ampliar y complementar, con esta propuesta, las diversas miradas epistémicas como es construido el concepto en el mundo actual, tanto en el académico como en las comunidades indígenas. Para ello, se ha optado por integrar tres tipos de metodologías que resultan diversas y complementarias: una amplia revisión de la literatura que ubica las cuatro principales tendencias del buen vivir (socialista, ecologista, indigenista y compleja), una experiencia de diálogo de saberes de una red socioacadémica de organizaciones por el buen vivir, y la construcción de un protocolo de investigación transversal e interdisciplinario que agrupa a un conjunto de académicos provenientes de un centro académico universitario con diversos proyectos temáticos interfuncionales de investigación/formación/intervención social. En las reflexiones finales se da cuenta de los principales aportes generales que ofrece el buen vivir como concepto alternativo para cualquier tipo de sociedad y no solo para los pueblos ancestrales.

 

Palabras clave: Buen vivir, desarrollismo, alternativas al desarrollo, diálogo de saberes e investigación interdisciplinar.

 

Abstract:

This work is the result of an extensive process of inquiry, discussion and construction of the concept of Good Living as one of the alternatives to the dominant development in the current capitalist world-system. The aim is to expand and complement, with this proposal, the various epistemic perspectives on how the concept is constructed in the current world, both in academic and in indigenous communities. To this end, it has been decided to integrate three types of methodologies that are diverse and complementary: a broad review of the literature that locates the four main tendencies of good living (socialist, ecological, indigenous and complex), an experience of dialogue of knowledge of a socio-academic network of organizations for good living, and the construction of a transversal and interdisciplinary research protocol that brings together a group of academics from a university academic center with various interfunctional thematic research/training/social intervention projects. In the final reflections, the main general contributions that good living offers as an alternative concept for any type of society and not only for ancestral peoples are realized.

Keywords: Good living, developmentalism, alternatives to development, dialogue of knowledge and interdisciplinary research.

 


Introducción

Cada vez más viene ganando presencia, sobre todo en el sur global y particularmente en América Latina, el buen vivir como un concepto alternativo a la noción histórica dominante del desarrollo. Mucho se ha escrito ya sobre este concepto novedoso, y a la vez arcaico, surgido de las entrañas ancestrales de los pueblos originarios andinos, aunque con connotaciones propias en otros pueblos ancestrales del subcontinente latinoamericano y fuera de él. El concepto viene a poner en cuestionamiento crítico la forma en que el mundo occidental, sobre todo, ha pretendido imponer su modo de vida y la forma de alcanzarlo para todo el planeta, como si de un dogma universal se tratara. Frente a esta imposición, como veremos, otras propuestas alternativas han pretendido sustituirlo, entre las cuales se encuentra la propuesta del buen vivir o del vivir bien.

En las páginas siguientes se muestra, por tanto, de manera somera, algunas de estas propuestas y sus maneras de entenderlas –se refiere a nociones como el desarrollo sustentable, bienestar, felicidad, florecimiento, alternativas al desarrollo, posdesarrollo y biodesarrollo principalmente-, pero se enfocara más en el objetivo: dar cuenta de la noción, significado, objetivos y contenidos principales del buen vivir a partir de tres enfoques o miradas diversas y complementarias, en una suerte de aproximaciones que nos permitan mirar al buen vivir de manera enriquecida y abierta a su construcción y debate. Este constituye nuestro principal objetivo y aporte a la vez: un acercamiento novedoso a su conocimiento. Por ello, es pertinente aportar tres miradas epistémicas complementarias que pueden ofrecer un conjunto interesante y original a la forma de abordar el concepto. Tres miradas que, desde aproximaciones distintas, pretender ayudar a comprender de manera más compleja el fenómeno del buen vivir.

La primera de ellas recurre a una revisión de la literatura que aspiró a construir un estado del arte del concepto en su momento y que se ha tratado de actualizar lo más posible. Esta revisión de la literatura aporta un mapa comprehensivo con las diversas tendencias ideológicas, epistémicas y teóricas donde se inscriben algunos autores sobre las formas de entender el buen vivir.

La segunda mirada tiene un enfoque socioacadémico, dado el diálogo de saberes suscitado y promovido al interior  de La Red Temática de Economías Solidaria y Alternativas Alimentarias (RTESSA) - una Red interactoral de alcance subnacional donde confluyen dirigentes de organizaciones sociales indígenas, campesinas y urbano-populares regionales junto con académicos vinculados a ellas desde sus instituciones mediante apoyos de formación, investigación y vinculación vía promoción y asesoría de proyectos. En esta interacción y encuentro social y académico, diversos temas y diálogos han sido abordados desde su constitución en 2014, incluyendo el tema del buen vivir, del cual se dará cuenta, como segunda mirada.

La tercera y última mirada se refiere a un esfuerzo de construcción de un protocolo de investigación que pudiera articular interdisciplinariamente a diversos equipos o investigadores del entonces Centro de Investigación de Formación Social (CIFS) del ITESO (2013-2014). En este artículo se muestran los resultados del buen vivir de diferentes perspectivas disciplinares con el fin de integrar un concepto común.

En todos los casos señalados, el objetivo principal consistió en si el concepto de desarrollo y sus aledaños (desarrollo sustentable, desarrollo alternativo, desarrollo integral, desarrollo local, desarrollo endógeno, desarrollo multidimensional, entre otros) lograban conseguir los objetivos que supuestamente pretendían al interior de las organizaciones y sus proyectos, así como en sus comunidades. O si, por el contrario, los diversos actores han sido capaces de observar el fenómeno del “desarrollismo” con todos sus efectos y consecuencias en el deterioro de la vida de las personas y poblaciones.

Frente a este objetivo, el reto consistía en explorar y dialogar sobre las diversas visiones que se ofrecían como alternativas a dicho modelo universalista y homogéneo. De ahí el surgimiento de las tres miradas propuestas al buen vivir como proceso necesario y complementario.

 

Entre el Desarrollo y el Buen Vivir.

Durante las últimas décadas, el mainstreaming del desarrollo como concepto, objetivo y estrategia a seguir, impulsado por el Norte global, ha guiado los esfuerzos de gran parte del mundo. Como se señala en otros trabajos (Díaz, 2020), el concepto de desarrollo surge en los Estados Unidos en la década de los cuarenta del Siglo XX y con ello se proponía dividir o clasificar a los países entre los que se consideran desarrollados y subdesarrollados, incluyendo también la categoría intermedia de los países en vías de desarrollo. Con este concepto se pretendía, además de establecer una división entre los países pobres y ricos, utilizar la noción como medida para el progreso y el crecimiento nacional. Desde entonces, el concepto llano ha sido adornado con diversos adjetivos con la finalidad de dotarla de contenidos: desde la ortodoxia simplista del desarrollo como tal -expresado en el crecimiento económico medido por el Producto Interno Bruto o PIB- hasta la heterodoxia del desarrollo sustentable, pasando por el desarrollo alternativo, integral, local, endógeno, entre otras más). Dicho de otra manera, las teorías del desarrollo han intentado evolucionar generando explicaciones socioeconómicas como las clásicas dualistas arcaico/moderno, hasta las vertientes críticas latinoamericanas de centro/periferia y de la dependencia, o la regulación francesa y el desarrollo humano, hasta llegar al concepto dominante actual de desarrollo sustentable y su triple propósito de crecimiento económico, equidad social y sustentabilidad ambiental.

Sin embargo, ha sido el indicador de crecimiento económico el que ha marcado la pauta sobre otras variables, dando lugar a la creencia en un crecimiento sin límites en el mundo y posible para todos los países, generando con ello la multicrisis en que nos encontramos planetariamente consecuencia del extractivismo, la sobreexplotación de los recursos naturales y de las personas, comunidades y pueblos hasta la escala de las naciones, la acumulación originaria y de capital por desposesión, entre muchos más problemas cuya complejidad se manifiestan ya en una crisis multidimensional y civilizatoria: ambiental, económica, social, geopolítica, cultural, etc. (Morin, 2011, 2020).

Desde otra perspectiva (Wallerstein, 2005), se encuentra ya en una crisis terminal como sistema-mundo capitalista: las graves desigualdades sociales crecientes año con año, las crisis climática y ambiental, la grave pobreza en el mundo, la industria bélica y el tráfico de armas, el extractivismo radical y la acumulación por despojo de los bienes comunes y los recursos naturales en todo el mundo, el incremento de paraísos fiscales y de mafias criminales cada día más poderosos. De forma análoga, Moore (2013) realiza su crítica al capitalismo desde el antropocentrismo y Antropoceno expresado en el capitaloceno. Entendido ya por muchos autores críticos el desarrollo como “desarrollismo” -junto con su famosa teoría del goteo o del derrame económico de la riqueza generada conocida también como trickle-down o de arriba hacia abajo-, de ello da cuenta de manera exhaustiva la reflexión realizada en El diccionario del desarrollo, libro coordinado por Sachs (1996) a inicios de los noventas, lo que constituyó un esfuerzo sistemático por desmontar las promesas universales y ficticias de un desarrollo posible para todos los países al mismo tiempo.

Frente a esta multicrisis previamente anunciada desde hace décadas, nuevas formas de entender el problema y de proponer alternativas han surgido: como una expresión de las desigualdades cada día más severas y escandalosas, aparecen teorías como el decrecimiento (Latouche, 2009, 2014), alternativas al desarrollo o el posdesarrollo (Escobar, 2014; Gudynas, 2020), el biodesarrollo (Maldonado, 2018) y el buen vivir (abonado por tantos autores como se mencionara más adelante). Junto a dichas teorías se generan además conceptos nuevos y viejos como progreso, bienestar, florecimiento humano o felicidad y, al mismo tiempo, se elaboran nuevas mediciones que buscan superar -la mayoría sin lograrlo- el exclusivo club del crecimiento económico: el Índice de Prosperidad en Inglaterra, el Índice del Bienestar y Progreso de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Índice de la Felicidad Nacional Bruta (FNB) o Felicidad Interna Bruta (FIB) en Bután, o el Happiness Index o Índice de Felicidad en Nueva Zelanda. Por su parte, el Florecimiento humano realiza una recuperación fundamental en relación a las emociones humanas como una manifestación esencial en la medición del bienestar de las personas y de las sociedades (Díaz, 2020).

Posterior al análisis de los antecedentes teóricos sobre el desarrollo, sus derivaciones y las contrapropuestas críticas y alternativas, en el siguiente apartado se desarrollan los orígenes y definiciones del concepto “El Buen Vivir”, el cual constituye el foco de estudio y comprensión de esta investigación.

 

El Buen Vivir: sobre el origen y definiciones del concepto.

El buen vivir es concepto cuyo origen proviene principalmente de las culturas ancestrales del cono sur (con el ‘Sumak Kawsay’ y el ‘Suma Qamaña’ de las comunidades originarias andinas, quechas y aymaras) pero que encuentra también sus expresiones en otros territorios como en México y Centroamérica (el ‘Yeknemilis’ de los nahuats de Puebla o el ‘Lekil Kuxlejal’ de los tseltales mayas de Chiapas):

El Buen Vivir posee una doble manifestación en permanente construcción: por un lado, desde el pensamiento, se refiere a un concepto, noción o categoría relativamente nuevo y, por tanto, en proceso de permanente construcción y reproducción que intenta ser desarrollado desde diversas perspectivas críticas latinoamericanas, principalmente, pero también desde otras regiones del mundo; por otro, desde la acción, el Buen Vivir hace referencia a las diversas y múltiples ‘alternativas al desarrollo’ (micro, meso y macro) que se van construyendo en diversos territorios del planeta (Díaz, et al., 2017, p. 9, 11).

En la misma perspectiva, reconociendo nuestra existencia en un mundo complejo, interconectado e interdependiente, pero como una propuesta surgida en las entrañas de los pueblos ancestrales, desde la última década del Siglo XX, la propuesta del ‘Buen Vivir’, ‘Vivir Bien’, ‘Vida buena’ o ‘Vida Plena’ sostenida por los pueblos originarios de nuestra América -Sumak Kausay (quechua), Suma Qamaña (aymara), Balu Wala (kuna), Ñandareko (guaraní), Shin Pujut (awajún), Kyme Mogen (mapuche), Utz Kaslemal (quiché), Lekil Kuxlejal (tzeltal)- e incluso en otras regiones del Sur global -el ubuntu o ´yo soy yo porque somos nosotros´ de los pueblos bantú africanos, por ejemplo- se ha convertido cada vez más en una interrogación de nuestros esfuerzos ‘desarrollistas’ occidentales cuestionando severamente sus intereses y resultados: hoy somos parte activa de una crisis sistémica y multidimensional con visos de crisis civilizatoria y de cambio de época.

Si bien el ‘Buen Vivir’ es todavía una noción en construcción que cuestiona el antropocentrismo, sus componentes básicos centrados en ‘la vida’ del planeta y sus diversas especies –y no sólo de la especie humana- apuntan a una revaloración de la sociedad en su relación con la naturaleza de la que forma parte de manera inextricable. Como los líderes de los pueblos indígenas afirman, desde la cosmovisión ancestral, se trata de “un proyecto de vida, de la vida, por la vida y para la vida” (Huanacuni, en Caudillo, 2012, p. 190).

De ahí que una relación más armónica con la madre tierra, la reivindicación de la interculturalidad como reconocimiento del valor de la diversidad de las culturas y sus necesarias interrelaciones, la construcción de nuevas relaciones sociales más justas, fraternas y equitativas, la promoción de otras economías más solidarias y desmercantilizadoras de la reproducción de la vida, la refundación del Estado o la explosión de autonomías con múltiples expresiones, formen parte de lo que empieza a configurarse como elementos integradores de una ‘Vida buena’. De manera que la búsqueda occidental del bienestar, de la felicidad o del florecimiento humano, puedan resumirse –o incluso superarse- en esta visión holista e integradora del buen vivir.

En concreto, de acuerdo con el Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013 del Ecuador, el Buen Vivir es:

La satisfacción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte digna, el amar y ser amado, el florecimiento saludable de todos y todas, en paz y armonía con la naturaleza y la prolongación indefinida de las culturas humanas. El Buen Vivir supone tener tiempo libre para la contemplación y la emancipación, y que las libertades, oportunidades, capacidades y potencialidades reales de los individuos se amplíen y florezcan de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno -visto como un ser humano universal y particular a la vez- valora como objetivo de vida deseable (tanto material como subjetivamente y sin producir ningún tipo de dominación a un otro) (Ministerio de Educación de Ecuador, s/f, s/p).

 

Las apuestas metodológicas. Tres aproximaciones-estrategias y un solo fenómeno de estudio

Como se ha señalado anteriormente, el trabajo consiste en la recuperación de tres formas o miradas de construcción del conocimiento sobre el buen vivir basadas en esfuerzos epistémicos y metodológicos diversos: desde una revisión documental a fondo -estado del conocimiento o de la literatura-, pasando por el diálogo de saberes transdisciplinario, hasta un esfuerzo académico de trabajo en equipo con el fin de realizar una investigación interdisciplinaria.

Desde la primera mirada, de acuerdo con Hidalgo y Cubillo (2014), , la tarea metodológica fundamentada en una extensa revisión documental para construir este estado del conocimiento -al que ellos mismos llaman seis debates- consistió en lo siguiente:

Para poder hacer esto se ha realizado una intensa labor de recopilación bibliográfica de la literatura sobre el sumak kawsay escrita por intelectuales, fundamentalmente ecuatorianos y bolivianos, pero también de otros países latinoamericanos y europeos. Para ello se ha aplicado la técnica de la bibliografía recursiva, filtrando los resultados por medio de la técnica de las referencias cruzadas. Además, una vez localizados los principales referentes intelectuales (autores, centros, editoriales, revistas y webs) sobre este tema, se han revisado sus principales contribuciones y se han extraído de ellas las principales polémicas en las que participan. (pp. 26-27)

Dado que dicho trabajo y contribución de Hidalgo y Cubillo tiene como alcance temporal 2013-2014, se ha reforzado y actualizado en un intento por agregar al estado del conocimiento, aunque de manera incipiente y solo con el propósito para este documento. Una tarea a mayor profundidad y exhaustiva deberá formar parte de una futura agenda de investigación tanto propia como de otros.

La segunda mirada tiene como punto de partida metodológico a la transdisciplina a través del diálogo de saberes. La transdisciplina puede entenderse, en una primera definición, como un proceso de construcción del conocimiento a través de constantes, numerosos y fecundos trabajos teórico-empíricos, abiertos a las tendencias heterogeneizantes consustanciales a toda realidad. La transdisciplina está relacionada con el cruce de fronteras disciplinares y de otro tipo de saberes en la construcción del conocimiento (Luengo, 2012, p. 11).

Una de sus diversas vertientes se refiere a la aproximación dirigida al aprendizaje de actores sociales y a su participación en la solución de problemas, entre ellos, sociales, mediante el involucramiento y participación de los actores interesados (organizaciones, comunidades, empresas, movimientos sociales) o en la investigación, mediante el diálogo e intercambio de sus saberes diversos, ya sean científicos o no científicos (saberes sociales y populares, saberes ancestrales, el sentido común, etc.).

Como se ha señalado en una de las publicaciones de la Red Temática de Economía Solidaria y Alternativas Alimentarias (Díaz, et al., 2017):

(…) en el diálogo entre saberes – científico, popular, ancestral y del sentido común-, lo fundamental consiste en dejar hablar con su propia voz a los sectores sociales desde sus bases y dirigentes - los indígenas y campesinos, o campesindios a la manera de Armando Bartra, y los sectores urbano-populares (…). (p. 7)

Finalmente, la tercera mirada estuvo enmarcada en una provocación de los diversos equipos pertenecientes a los Programas académicos del Centro de Investigación y Formación Social (CIFS) del ITESO. Se trataba de probar si eran capaces de construir un proyecto de investigación interdisciplinario de carácter transversal que fuera más allá de los trabajos de por sí ya interdisciplinarios, pero temáticos, de cada Programa. El buen vivir, como reto y problema de investigación, ofrecía dicha oportunidad de ampliar aún más el campo de estudio. Para ello, fue necesario nombrar un representante de cada Programa y a un coordinador y subcoordinador generales que se dieran a la tarea de construir juntos el protocolo de investigación, del cual se dará cuenta más adelante.

Por lo pronto, conviene definir lo que se entiende por interdisciplina: Luengo, 2012, pp. 10-11):

La interdisciplina consiste en la relación recíproca entre disciplinas en torno a un mismo problema, situación o fenómeno concreto. Pero sobre todo implica la transferencia de métodos de una disciplina a otra, así como el intercambio y colaboración entre los conocimientos teóricos y prácticos de distintas disciplinas (…) Según Basarab Nicolescu (1996), es posible distinguir tres tipos de interdisciplina: a. la interdisciplina entendida como aplicación; b. la interdisciplina entendida como epistemología y c. la interdisciplina como concepción de nuevas disciplinas (…).

A partir de la apuesta de generación transversal de conocimiento sobre el buen vivir, el CIFS se estaba inscribiendo en el primero de los tipos: la aplicación flexible del concepto del buen vivir en nuestros diferentes programas. 

 

Tres miradas al Buen Vivir como experiencias de construcción de conocimiento

Al dirigir la atención en los contenidos de cada una de las tres miradas sobre el buen vivir, en cada uno de los casos referidos se ha realizado una tarea de síntesis, que se espera logre dar cuenta de ellas sin renunciar a lo principal de su riqueza.

 

La primera mirada epistémica: hacia un estado del conocimiento sobre el Buen Vivir

Para esta mirada, se utilizan los fundamentos de Hidalgo y Cubillo (2014, 2017), pero también de Estermann (2012), Gudynas y Acosta (2011), Marañón (2014), Quijano (2014), Schavelzon (2015), Nova (2018), Giraldo (2020) y Gudynas (2020), quienes en realidad vienen a reforzar la debilitada mirada en el buen vivir en que se incurrió durante los últimos años, tal vez por influencia en la caída de los regímenes ecuatoriano de Rafael Correa y boliviano con Evo Morales del buen vivir y posteriormente por la pandemia del COVID-19. Los autores referidos encuentran en el buen vivir una alternativa sólida y atractiva frente al desarrollo sin límites (desarrollismo) y, por tanto, sustentable y digna para los habitantes del planeta.

Por considerar tan solo a uno ellos, Gudynas, todavía en 2020 y en plena pandemia hacía notar la dificultad para salir de la sombra de una colonialidad de saberes y la imitación en la que se cae al mirar siempre hacia ese Norte global: “No es sencillo, pero tampoco se parte de cero. Están a nuestro alrededor, aunque no siempre lo veamos, las alternativas para un Buen Vivir. Hay que saber aprovecharlas” (2020, p. 94).

Sin embargo, dado que las elaboraciones teóricas sobre el Buen Vivir se encuentran apenas en ciernes, es posible ya empezar a distinguir algunas de los principales debates y tendencias en torno a su sentido. Entre ellas se advierten por lo menos cuatro grandes tendencias que establecen un diálogo rico y transversal en la construcción del concepto, pero enfatizando diversas características (Díaz, et al., 2017, p. 11)

  1. El socialismo del Siglo XXI, de corte estatista, cuyo énfasis principal se encuentra en la equidad social como conquista de la transformación ciudadana, el cual es impulsado teóricamente por pensadores neomarxistas de Europa y Latinoamérica (François Houtart, Boaventura De Sousa Santos, José Luis Coraggio, Martha Harnecker, entre otros).
  2. El ecologismo, de base postdesarrollista, cuya apuesta central es la preservación de la naturaleza y la construcción participativa del Buen Vivir, tendencia construida por intelectuales progresistas latinoamericanos y europeos vinculados con el ecologismo y con otros movimientos sociales (Eduardo Gudynas, Alberto Acosta, Arturo Escobar, Leonardo Boff, Gustavo Esteva, Víctor Toledo, entre los principales).
  3. El indigenismo, tendencia vinculada a líderes indigenistas andinos como kichwas ecuatorianos, aymaras bolivianos y quechuas peruanos, así como por intelectuales indigenistas mestizos y blancos, cuyo énfasis se encuentra en la autodeterminación de los pueblos indígenas para la construcción del Sumak kawsay y a los elementos espirituales de la cosmovisión ancestral andina como la Pachamama y otras divinidades, espíritus, mitos y ritos de las culturas indígenas (David Choquehuanca, Fernando Huanacuni, Luis Macas, Carlos Viteri, Xavier Albó, entre muchos más), así como de otras culturas ancestrales mesoamericanas como el Lekil Kuxlejal de origen tzeltal maya (Chiapas), o el ‘Yeknemilis’ de origen náhuatl del centro (Puebla) de México.
  4. Otras construcciones teóricas y epistémicas como la complejidad -con el pensamiento complejo, las ciencias de la complejidad y otras vertientes como el ecologismo profundo, el holismo o el pensamiento sistémico junto con su apuesta por el biodesarrollo-, sostenidas por diversos pensadores europeos y latinoamericanos y cuyo énfasis se basa en la propuesta para impulsar nuevas políticas para la humanidad, nuevas políticas de civilización y otras posibilidades de futuro para la conservación de la vida en el planeta (Edgar Morin, Carlos Maldonado, Enrique Luengo).

Con todo, las elaboraciones teóricas sobre el buen vivir se encuentran apenas en ciernes. No obstante, es posible ya empezar a distinguir algunas de los principales debates y tendencias en torno a la noción referida. En el Cuadro 1 más adelante se presentan algunas de estas tendencias, sus características más destacadas y los autores que las suscriben y sustentan. Siguiendo a Hidalgo y Cubillo (2014), hemos realizado una síntesis asumiendo sus categorías de análisis: sentido, cosmovisión del Sumak Kausay, posición sobre el desarrollo, conocimiento científico y momento histórico. Junto con su revisión extensa de la literatura para generar su estado del conocimiento, se busca actualizar la noción del buen vivir con nuevas exploraciones propias de carácter no exhaustivo, sino simplemente complementario, dados los alcances limitados de este trabajo. En el futuro, y como parte de una posible agenda de investigación, quedaría pendiente relacionar estas tendencias en torno a las diversas dimensiones de las alternativas al desarrollo, el posdesarrollo o el biodesarrollo: ética-filosófica, económica, social, política, cultural, ambiental, territorial, de género, etc.).

Por ejemplo, para Marañón, el buen vivir es una utopía emergente o nuevo horizonte de sentido en nuevas prácticas:

(…) trata de articular dos herencias culturales, expresadas en una nueva racionalidad liberadora y solidaria: por un lado, la razón histórica de la modernidad, con sus promesas de libertad, igualdad social y bienestar, y por otro, la razón ‘india’ prehispánica, vinculada con la reciprocidad, la solidaridad social y el trabajo colectivo (2014, p. 11).

De ahí que colonialidad, saber y desarrollo hayan llegado a ligarse mutuamente en algún momento como ideas fuerza. Sachs, en el Diccionario del desarrollo. Una guía del conocimiento como poder, afirma que:

Desde que los templos de Tenochtitlan fueron destruidos en México para construir una catedral española con sus piedras, el colonialismo europeo ha estado atareado arrasando culturas centradas en lugares e imponiendo sobre ellos valores centrados en el espacio (…) El establecimiento de universidades en Nueva España, la introducción de la ley británica en India, el chantaje a los indios norteamericanos para ingresar en el comercio de pieles, fueron todas instancias en la historia de la diseminación de la ciencia, el Estado y el mercado por todo el mundo (1996, p. 390).

Es la invitación que hace Quijano ya desde hace casi una década, reconociendo que un nuevo horizonte de sentido histórico/estructural se abre en la actualidad para el mundo, donde la propuesta del Buen Vivir o Bien Vivir requiere, según Quijano, ser continuamente indagada, debatida y practicada (2014, p. 859).

Mientras tanto, en la Tabla 1, las principales tendencias y los debates en que se inscriben los diversos autores son:



La segunda mirada epistémica: dialogando sobre el Buen Vivir entre saberes indígenas, campesinos, populares y académicos

            Esta segunda mirada es producto de dos seminarios realizados durante 2014 y 2015 por la Red Socioacadémica de Organizaciones Regionales Mexicanas por el Buen Vivir -reconocida posteriormente como Red Temática de Economía Solidaria y Alternativas Alimentarias o RTESSA por el entonces Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT)- y cuya constitución surge en el primer encuentro-seminario de 2014, convocado por iniciativa de la Alianza Ciudadana para el Desarrollo Regional Alternativo con sede en el sur de Jalisco (ACDRA-SURJA) y el equipo académico del Programa de Desarrollos Alternativos (PDRA´s) del Centro de Investigación y Formación Social (CIFS) del ITESO en Guadalajara. Dicho encuentro tuvo lugar precisamente en Guadalajara.

La propuesta de convocar a diversas organizaciones sociales regionales de carácter indígena, campesino y urbano-popular nace de la visita de (re)conocimiento efectuado a la sede de cada una de ellas por varios subequipos integrados con dirigentes de la ACDRA-SURJA y académicos del PDRA´s con el fin de conocer su historia, organización, luchas, experiencias, proyectos y resultados. Se trataba, en pocas palabras, de aprender de organizaciones sociales significativas de alcance regional que aportara elementos -aprendizajes y saberes- para el desarrollo de la propia ACDRA-SURJA.

Entre las organizaciones convocadas, junto con sus asesores y académicos cercanos, y fundadoras de la Red se encontraban: la Alianza Ciudadana para el Desarrollo Regional Alternativo del sur de Jalisco (ACDRA-SURJA); la Unión Regional de Acción Campesina: Cosechando Juntos lo Sembrado (URAC-CJS) con sede en el estado de Querétaro; el Movimiento Popular de Pueblos y Colonias del Sur (UPPCS) con sede en Tlalpan, Ciudad de México; la Unión de Cooperativas de San Ildefonso (UCSI) del municipio de Amealco, Querétaro; la Unión de Cooperativas Tosepan Titataniske (UCT), con presencia en numerosos municipios de la sierra nororiental de Puebla, Yomol A´tel, organización regional con sede en Chilón y en diversos municipios de las cañadas de Chiapas, Red Cajititlán por un Lago Limpio (Red Caji) y la Red de Alterativas Sustentables Agropecuarias de Jalisco (RASA).

No es casual que tantos autores del mundo entero y la incorporación gradual de latinoamericanos como Delgado y Rist (s/f) nos inviten a “construir un diálogo intercientífico a partir de la vida cotidiana como parte de un proceso permanente de aprendizaje social entre la academia de la ciencia moderna y la sabiduría de los pueblos indígenas originarios” (p. 52). Para ello, los autores sostienen que un paso previo a un diálogo intercientífico es “la construcción del diálogo de saberes basado en la revalorización de los saberes y sabiduría indígena originaria, a lo que también se ha llamado intraculturalidad. A partir de estos dos subsistemas se han ejecutado proyectos estratégicos de investigación y de apoyo al desarrollo endógeno sustentable” (p. 52).

La dinámica empleada en los diversos seminarios que se realizaron entre 2014 y 2019 partían de la elaboración de un diagnóstico participativo hecho en cada organización como insumo para ser discutido y dialogado durante el seminario temático anual respectivo: en 2015, realizado en Cuetzalan, “El Buen Vivir”; en 2016, en San Ildefonso, Qro., “Defensa de la soberanía alimentaria”; en 2017, en Tlalpan, Ciudad de México, “Defensa del territorio y de los bienes comunes”; en 2018, en Chilón, Chiapas, “Economía solidaria” y, para el 2019, en Tlaxcala, “Políticas Públicas y Buen Vivir en el nuevo gobierno”. Para ello, la sede del seminario era de carácter rotativo y variaba cada año en distinta organización, la cual se hacía responsable tanto de conducir los trabajos y dinámicas de los grupos de discusión como las plenarias en donde se ponían en común dichas discusiones hasta alcanzar, mediante el diálogo de saberes, ciertas conclusiones comunes, ya fueran conceptuales u operativas. Como señalamos, los dos primeros seminarios tuvieron como eje temático la discusión sobre el Desarrollo y el buen vivir e incorpora el lugar primigenio de la construcción colectiva y la elaboración conceptual surgida de la práctica y vivencia de las propias organizaciones sociales regionales y sus acompañantes asesores.

Pues bien, durante el primer seminario el objetivo fue el siguiente (Díaz, et al., 2017, p. 8):

Abrir un espacio de encuentro y diálogo de saberes y reflexión socio-académica permanente con el fin de generar conocimiento y articulación en relación a modelos de desarrollo alternativo, dialogados ampliamente entre actores sociales y académicos, para favorecer la construcción participativa de nuevos saberes, aportes teórico-metodológicos y estrategias comunes al servicio de las organizaciones ciudadanas regionales que desde sus acciones apoyan a grupos sociales desfavorecidos.

Entre las principales coincidencias detectadas en nuestro diálogo durante el seminario, y sin pretender ser exhaustivos, en este apartado se eligieron los conceptos o nociones más representativas o significativas. Destacan entre ellas:

• El reconocimiento de la complejidad de la realidad social y la necesidad de recurrir al ‘pensamiento complejo’ que nos permita analizarla y comprenderla mejor. Cabe aquí la visión holista, la unidad en la diversidad, lo integral de los procesos y la vida, los principios de la complejidad de lo social;

• La presencia de una ética que, con sus valores y principios, enmarca las acciones, estrategias y los objetivos de las organizaciones. Valores como Armonía, Felicidad, Justicia (económica, social, ambiental, urbana, comunitaria), Equidad, Espiritualidad, Amor, Inclusión y Solidaridad son algunos de tantos señalados en nuestro diálogo. La trascendencia juega un papel ético fundamental;

• ‘La Vida Buena, el Buen Vivir o el Vivir Bien’, como expresión de la aspiración y la puesta en marcha de la armonía, la plenitud y la dignidad en que se vive o pretende vivir en las comunidades y sus organizaciones;

• La urgencia de cuestionar el ‘desarrollismo neoliberal capitalista’ para avanzar en el reconocimiento de construcción de las ‘alternativas al desarrollo’ (cabe también el concepto de posdesarrollo), muy en concordancia con el Buen Vivir y con nociones como sustentabilidad, alternativas y nueva ruralidad;

• La necesidad, satisfacción y orgullo por el rescate, conservación y transformación de la propia cultura, fortaleciendo la ‘identidad colectiva’ de cada una e impulsando el diálogo de saberes, con pleno reconocimiento de la diversidad cultural, el respeto a todas y favoreciendo su ‘diálogo intercultural’ y donde palabras como Autonomía, saberes (tradicional, científico, popular, común), diálogo, lengua e identidad son necesarios;

• Promoviendo y viviendo las economías alternativas, comunitarias, campesinas y populares, en particular la apuesta por las ‘economías solidarias’ en sus diversas dimensiones y expresiones para dar vida y respuesta a la Solidaridad y la Reciprocidad, la Comunidad, el Campesinado y el Comercio justo;

• La apuesta por la recuperación y apropiación social y comunitaria del ‘territorio’ con toda su riqueza en bienes comunes, estableciendo relaciones y vínculos locales con los globales. Caben aquí la Relación local-global, la Región, los Bienes Comunes y los Ecosistemas, las Prácticas culturales y la Apropiación- recuperación del espacio-territorio;

• Siendo capaces de generar, desde la autonomía personal y colectiva, un ‘poder social y ciudadano contrahegemónico’, realmente democrático y participativo, mediante resistencias y acciones colectivas frente a las desposesiones del capital y el Estado, alternativo a los poderes fácticos locales y regionales;

• Donde el ‘tiempo’ ha dejado de ser lineal y acumulativo, sino social y comunitario, circular y transitivo como la vida misma, y el presente vivido como el ahora, como el hoy que trae sus propios retos y afanes. (Díaz, et al., 2017, pp. 8-9)

Respecto de este diálogo sobre la conceptualización, nuevas reflexiones surgieron como retos: recuperar no sólo los conceptos comunes sino también los afectos, porque forman parte de la triada pensamiento/afectos-emociones/acción; ir más allá del concepto occidental de “bienestar”, que parece ya superado entre los participantes al no aparecer de hecho en el intercambio; dar una discusión en torno al concepto de “Desarrollo” (sus limitaciones, alcances, posibilidades, superación conceptual…) en favor de conceptos alternativos como vida buena o buen vivir, armonía o felicidad, entre otros; y, finalmente,  convocar a algún seminario específico de reflexión-discusión en torno a este eje de conceptualización-afectos.

El Segundo Seminario de la Red Socio académica de Organizaciones Regionales para el Buen Vivir se realizó en 2015 y tuvo como tema de discusión y diálogo de saberes precisamente el concepto o noción del buen vivir experimentado en las organizaciones miembro de la Red.

Como resulta parte de la complejidad social, diferencias y similitudes aparecen en el diálogo de saberes y debate entre las organizaciones, así como entre los asesores. Similitudes que los unen. De entre las similitudes más relevantes se destaca:

• Comparten una aspiración y búsqueda fundamental por recuperar (herencia) y construir (porvenir) una convivencia armoniosa entre las personas, los grupos, con otros seres vivos y la naturaleza en general, así como con la trascendencia.

• Cuidan y construyen el territorio como espacio vital. Sus recursos son bienes comunes y no mercancías explotadas con una voracidad productivista.

• Reconocen y procuran la comunalidad en donde cada persona tiene su origen y está llamada a crecer y fortalecerse con y para los demás construyendo lazos de solidaridad y amor.

• Los procesos organizativos que impulsan son una expresión de un proyecto vital que lucha por una creciente autonomía y autogestión y, a la vez, se complementan mediante la apertura y colaboración con otras organizaciones.

• Coinciden en que sus procesos de organización y acción colectiva se encuentran inmersos en un entorno adverso caracterizado por un modelo civilizatorio contrario a sus aspiraciones, sus costumbres y principios vitales.

• En estos procesos de organización que los empodera, hacen frente, exigen y proponen al Estado la vigencia y ampliación de sus derechos.

• Encuentran que sus principales aprendizajes surgen de sus propias experiencias.

• Reconocen que uno de sus aprendizajes se relaciona con sus fracasos. Que en sus experiencias también están presentes desvíos de sus aspiraciones profundas (Díaz, et al., 2017, p. 124-125). 

Como señala el documento de referencia: “Ese proceso continuo de aprendizaje – diálogo se realiza entre las personas y relaciones hoy presentes (comunicación horizontal) y también se buscan maneras de compartirlo con las próximas generaciones (comunicación intergeneracional)” (p. 125).

 

La tercera mirada epistémica: el Protocolo de Investigación Transversal del CIFS “La construcción de alternativas para el Buen Vivir”

La iniciativa de construir transversalmente un proyecto de investigación para el CIFS en torno al buen vivir tiene su origen en el desarrollo y evolución que los diversos programas académicos interfuncionales -articulación de la intervención social universitaria con la investigación social, la formación social de actores y estudiantes y la gestión sociouniversitaria- habían ido teniendo a lo largo de los años: Ecología política, Derechos Humanos y Paz, Alternativas al Desarrollo Regional, Asuntos Migratorios, Empoderamiento y Conflictividad y el Indígena Intercultural.

Como sostienen Delgado y Rist (s/f), “la transdisciplinariedad toma en cuenta a la ciencia en su sentido amplio y reconceptualizada y, por ello, se involucra en las dinámicas sociales que moldean el mundo, generando formas de estimular diálogos y cooperación entre grupos heterogéneos de actores sociales con distintas formas de conocimiento” (p. 41). Partiendo de esa estrategia epistémica, la construcción del protocolo se enmarcó en un proceso dialógico. Respetuoso y crítico, partiendo de las perspectivas disciplinares e interdisciplinares de los programas a través de sus miembros representantes.

 

Construcción del concepto del Buen Vivir para el CIFS

En el siguiente apartado se presentan algunas consideraciones iniciales que recogen las discusiones que emergen como grupo de Investigación Transversal en relación al concepto del buen vivir. Se trata del origen del concepto y sus principales definiciones y tendencias, la construcción colectiva de una definición propia a partir de los aspectos más pertinentes en concordancia con los intereses de investigación-intervención-formación del grupo y, finalmente, una primera reflexión en torno a la relación entre el buen vivir, las alternativas y la complejidad.

De manera que, atendiendo a los intereses y necesidades de investigación-intervención- formación social universitaria y en un esfuerzo de definición colectiva del grupo de Investigación Transversal, se proponen los siguientes elementos básicos del buen vivir. (Figura 1).


La relación del Buen Vivir y complejidad.

A partir de los principios del pensamiento complejo conviene advertir que estos diversos aspectos o dimensiones del buen vivir poseen las siguientes características:

·         No agotan todas las posibilidades del Buen Vivir. En este sentido, se trata de un primer acercamiento en concordancia con los intereses particulares del grupo y que permite la inclusión de otros aspectos relevantes no considerados suficientemente por el colectivo de investigación. Sin embargo, en concordancia con el principio sistémico, se retoma la multidimensionalidad del Buen Vivir como un constituyente fundamental de la definición creada;

·         Encuentran sus concreciones y expresiones en razón del contexto y la particularidad de las comunidades, sociedades y territorios, es decir, de lo que las personas y colectivos consideran como valioso y cuyas estrategias están sujetas a efectos y resultados inciertos en razón de la ecología de la acción;

·         Los diversos aspectos mantienen una relación recursiva entre sí, es decir, una articulación que combina su propia autonomía en relación con el resto de las dimensiones –todas se constituyen en causa/efecto de las demás-;

·         No existe a priori un aspecto predominante sobre los demás ni una vía de entrada obligada, sino que depende del contexto en que las alternativas del Buen Vivir se insertan y construyen lo que genera su importancia y relevancia, así como su articulación con algunas de las otras dimensiones;

·         Cada una de las dimensiones supone la complementariedad y la contradicción desde la perspectiva dialógica, en una suerte de recuperación compleja de la realidad. En palabras de Morín (2011), cada dimensión y el conjunto de ellas se encuentran tensionadas de manera inevitable y permanente entre la conservación y la transformación, la globalización y la localización, el crecimiento y el decrecimiento, y el desarrollo de alternativas y la involución.

En suma, el buen vivir, con sus diversos aspectos y dimensiones, con su pensamiento y sus alternativas en construcción, combina una serie de escalas, características y contribuciones como: un horizonte utópico orientador con la incertidumbre de la realidad social, el uso de la razón-inteligencia con la pasión-emoción, la escala micro con la meso y la macro, la subjetividad personal con la subjetividad social y con la perspectiva planetaria y cósmica, los derechos humanos y ciudadanos con los derechos de la madre tierra, entre otras. (Tabla 2)


Reflexiones finales: Buen Vivir y complejidad

La noción del buen vivir o vivir bien ha resultado ser una provocación lanzada desde abajo -los pueblos originarios- y desde el Sur Global (los países semiperiféricos y periféricos del sistema-mundo capitalista) y retomada por algunos gobiernos (como el ecuatoriano y el boliviano en sus constituciones y en algunas políticas públicas), así como por organizaciones sociales de diverso tipo -indígenas y campesinas, principalmente-, y algunos sectores del pensamiento crítico de la academia, especialmente latinoamericana. Es una llamada fuerte de atención a la concepción del desarrollo y sus diversas expresiones, las cuales no logran alcanzar lo que debería ser considerado como una vida buena, digna, humanizadora y amable con la naturaleza para todos.

La intención con esta colaboración busca entramar tres visiones sobre el buen vivir, tres miradas que con sus enfoques epistémicos diversos permitan adentrarse al concepto y su significado. En suma, se busca compartir tres demostraciones en la construcción del buen vivir como alternativa al desarrollo: como estado del conocimiento, como práctica y experiencia comunitaria originaria, campesina y popular, y como provocación para estudiar interdisciplinariamente la construcción de alternativas al desarrollismo y la barbarie humana planetaria. En el fondo, lo que pretende este texto es si el concepto es válido más allá del desarrollo y formando parte de las alternativas al desarrollo, como pueden serlo otras opciones postdesarrollistas como el biodesarrollo.

            En efecto, el concepto del buen vivir es válido más allá de los pueblos originarios y, en todo caso, una contribución de su parte para cualquier sociedad: en dicho concepto se funde y entrama la multidimensionalidad de la vida que vale la pena vivirse: digna, sencilla, convivencial, solidaria, sana.

Por otra parte, no se trata de un concepto monolítico y estático, sino en proceso de reflexión y construcción permanente surgido de las entrañas de los pueblos originarios y ancestrales del mundo, aunque con diversos matices, el concepto ha logrado alcanzar las costas occidentales para cuestionar no solo al “desarrollismo”, sino por preguntarse también por sus alternativas: junto con el decrecimiento y otras iniciativas como el biodesarrollo, el buen vivir se alza como una respuesta digna de tomarse en cuenta en la relación sociedad-naturaleza, pero también con su convivencialidad, el trabajo digno, el saber vivir y la espiritualidad, entre otros aspectos a entramar en y para una vida buena. Por ello, la necesidad de establecer un diálogo más profundo, en su momento, con las otras alternativas al desarrollo como podrían ser las propuestas de felicidad, florecimiento humano y metamorfosis, se vuelve necesaria más aún en plena crisis civilizatoria y pospandémica, además de las desigualdades acrecentadas año con año.

Tal vez, o mejor, seguramente, se deberá avanzar más aceleradamente en buscar construir un nuevo sistema-mundo aprendiendo de las sociedades locales y regionales que hacen posible una Vida buena antes de que el destino propandémico y climático nos alcance. La complejidad de lo real y del mundo social, con su azar, incertidumbre e indeterminación, pero también con la voluntad propia que surge de lo mejor y peor de la humanidad, pueden abrir a una bifurcación de doble consecuencia: hacia una Vida buena realmente o hacia el colapso humanitario. Por lo pronto, hagamos la tarea planetaria que nos corresponde apelando a nuestro homo sapiens, nuestro homo faber y nuestro homo ludens más que a nuestro homo demens, siempre presente en nuestra historia personal y colectiva.

 

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