https://doi.org/10.29059/rdycsv.v5i1.167

Beneficios de la mediación familiar como factor protector en adolescentes con adicciones

Benefits of family mediation as a protective factor for teenagers with addictions

Lucía Verenice Todd-Lozano1, Francisco Javier Gorjón-Gómez1, Minerva Siller[1]Hernández1*

*Correspondencia: minervasiller@gmail.com Fecha de recepción: 28 de octubre de 2022/Fecha de aceptación: 29 de noviembre de 2022/Fecha de publicación: 15 de diciembre de 2022

1 Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Facultad de Derecho y Criminología, C.P. 66451, San Nicolás de los Garza, Nuevo León, México

Resumen

La adolescencia es una etapa de desarrollo caracterizada por cambios físicos, mentales y emocionales. Dentro de esos cambios existen factores de riesgo y protectores que influyen en el uso de drogas a temprana edad, así como en el proceso de rehabilitación para dejar de usarlas. En este sentido el propósito de la presente investigación es analizar la mediación familiar como factor protector en adolescentes con adicciones. Para ello, la metodología utilizada fue la revisión documental en la cual se utilizaron revistas, buscadores o bases de datos científicas. En esta búsqueda se evidencio que los autores coinciden que la familia es de gran influencia para ambas y que el uso de drogas por parte de un familiar impacta en todo su sistema. Los principales hallazgos evidencian que la mediación por su parte es una forma pacífica de resolución de conflictos, que presenta beneficios en las personas en diferentes ámbitos, principalmente en la forma de comunicarse e interactuar con los demás. También, favorece los factores protectores que contribuyen a la rehabilitación de los adolescentes con adicciones que son: expresión de las emociones, responsabilidad parental, autoestima y la gestión de soluciones creativas.

Palabras clave: adolescentes, mediación familiar, factores de protección.

Abstract

Adolescence is a stage of development characterized by physical, mental and emotional changes. Within these changes there are risk and protective factors that influence the use of drugs at an early age, as well as the rehabilitation process to stop using them. In this sense, the purpose of this research is to analyze family mediation as a protective factor in adolescents with addictions. For this, the methodology used was the documentary review in which journals, search engines or scientific databases were used. In this search it was evidenced that the authors agree that the family is of great influence for both and that the use of drugs by a family member impacts their entire system. The main findings show that mediation is a peaceful form of conflict resolution, which has benefits for people in different areas, mainly in the way of communicating and interacting with others. Also, it favors the protective factors that contribute to the rehabilitation of adolescents with addictions, which are: expression of emotions, parental responsibility, self-esteem and the management of creative solutions.

Keywords: teenagers, family mediation, protection factors.


Introducción

La adolescencia es una etapa del desarrollo en la que se presentan cambios en todos los niveles de las personas tanto físico, mental y hormonal entre otros. Como observaremos más adelante, los autores coinciden en pronósticos positivos al realizar abordajes de prevención y atención de problemas psicosociales en esta etapa del ser humano.

La adolescencia es un período dinámico para el desarrollo de la regulación de las emociones. Para muchas personas, las habilidades de regulación de emociones mejoran dramáticamente durante la adolescencia; sin embargo, para algunos jóvenes, la adolescencia marca el comienzo o empeoramiento de la psicopatología que se caracteriza por dificultades con la regulación de las emociones (Krabbendam & Braams, 2022). Por lo que aprender a regularlas a una edad temprana, previene conflictos emocionales en la vida adulta.

A medida que se producen cambios biológicos, psicológicos y sociales, es importante entender cómo estos cambios están entrelazados y contribuyen al éxito que tiene como resultado el desarrollo de la resiliencia y la salud de los adolescentes; así como a los resultados de mala adaptación, como comportamientos arriesgados. La doctrina habla de factores protectores o de riesgo; dependiendo si benefician o no al sano desarrollo y bienestar del adolescente.

Uno de los factores de riesgo que con frecuencia se presenta en la transición de la adolescencia, es la adicción a las drogas. En México, sólo en el periodo de pandemia aumentaron las adicciones al consumo de drogas duras, un 15% en adolescentes y jóvenes de entre 18 y 24 años. Por otro lado, el uso de la marihuana subió un 17% y el consumo de alcohol en un 14%. También se observa que los adolescentes entre 15 y 17 años han aumentado más el consumo de drogas en relación con los jóvenes adultos (Content, 2022).

La familia desarrollada en un contexto sano y de armonía, es uno de los factores protectores más importantes en los adolescentes. El problema surge cuando un adolescente tiene problemas de adicciones y su entorno cambia, propiciando conflictos en las relaciones familiares. Esta se debilita y presenta dificultad en fortalecer la red familiar, la comunicación y alejamiento entre el adolescente y su familia.

Se ha estudiado dentro de las formas de solución pacífica de conflictos, la mediación. La cual surge como un método tangible que beneficia la gestión del conflicto de manera positiva y amigable. Los conflictos se presentan diariamente en la vida de todas las personas, la forma de resolver un conflicto tiene efectos directos en el aprendizaje de los involucrados y puede incidir en el estilo de vida de estos, pues al acostumbrarse a utilizar herramientas tales como, escucha activa, empatía y asertividad, aprenden aplicarlas en la cotidianidad (Caravaca & Sáez, 2013).

Diversos autores han encontrado múltiples beneficios en los individuos que participan en los procesos de mediación, también abordan los beneficios desde la perspectiva de adolescentes o sus familias. Estos beneficios se enmarcan en distintos ámbitos, como pueden ser personales, emocionales, de bienestar, legales, etc.

La mediación se presenta como una solución a esta problemática a través de la pregunta: ¿Cuáles son los beneficios de la mediación familiar que favorecen los factores protectores en adolescentes con adicciones?

Los beneficios de la mediación familiar que favorecen los factores protectores en adolescentes con adicciones son:

 

1.      Expresión de las emociones.

2.      Responsabilidad parental.

3.      Autoestima.

4.      Gestión de soluciones creativas.

 

Este estudio se realizó con el objetivo de “Analizar la mediación familiar como factor protector en adolescentes con adicciones.”

Los objetivos específicos son:

1.    Conocer a nivel descriptivo el concepto de adolescencia, sus principales características y factores protectores y de riesgo en su desarrollo.

2.    Presentar un panorama general en México sobre los adolescentes en situación de adicciones.

3.     Describir los conflictos familiares en aquellas familias que incluyen algún miembro con adicciones.

4.    Analizar los beneficios de la mediación familiar en adolescentes con adicciones que la convierten en un factor protector en adolescentes con adicciones.

La metodología se basa en la revisión del estado del arte utilizando revistas científicas, buscadores o bases de datos científicas como Google Académico, Pubmed, Redalyc, ResearchGate, Scielo, entre otras. En las bases de datos se utilizaron palabras como: adolescencia, adicciones, conflictos familiares, mediación familiar, factores de riesgo en adolescentes y factores protectores en adolescentes. Se encontró un total de 80 documentos entre libros, artículos científicos, glosarios y otros documentos de diferentes disciplinas como derecho, psicología, medicina y sociología. Los criterios tomados en cuenta fueron: el valor de la información, el rigor metodológico, año de publicación y trayectoria de los autores.

Cada uno de los objetivos se fue desarrollando a través de su explicación y análisis. El discurso en su totalidad intenta mostrar el tema como un todo. No obstante, se incluyó una conclusión para destacar los puntos fundamentales de las reflexiones y propuestas.

Adolescencia

Si se realiza una introspección en la vida propia, se puede considerar a la adolescencia como una de las etapas del desarrollo más importantes. No solamente marca un precedente en lo que hoy son, también se abre la visión a las posibilidades de lo que se quiere ser y hacer en la vida. También ha sido fuente de estudio de diferentes disciplinas como lo son la salud, psicología, sociología, derecho y algunas más. Esto demuestra que su adecuada intervención beneficia la solución de problemáticas que impactan en múltiples disciplinas.  Desde una perspectiva biológica o física, la adolescencia es el periodo más sano de la vida. Sin embargo, conlleva grandes riesgos que impactan en la vida futura de las personas como el uso de drogas, las conductas sexuales arriesgadas, la obesidad, los embarazos, la violencia y los problemas nutricionales. En este período de transición los cambios físicos, psicológicos, fisiológicos y hormonales ocurren simultáneamente y de forma sumamente rápida. La mayoría de las veces, estos cambios ocurren en ausencia de cualquier tipo de apoyo de expertos o de orientación para hacer frente a la transición (Joesephine & Premraj, 2016). Razón por la cual es importante fortalecer las relaciones familiares a través de la comunicación.

Esta etapa es producto de las circunstancias históricas y sociales. En el siglo XVIII se implementó el término adolescencia (Krauskopf, 1996), mismo que proviene del verbo latino “adolescere” que significa crecer o desarrollarse. Por lo tanto, la palabra deriva del participio presente activo; que es lo que está creciendo. También del latín “a hacia”, que refiere la condición o proceso del crecimiento (Chile, 2017).

La adolescencia está relacionada con el proceso de configuración de la identidad. Según la psicología evolutiva, es en esta etapa cuando “se consolida un proceso continuo en que cada individuo va definiendo quién es dentro de un contexto social, proceso que se desarrolla en el marco de las relaciones interpersonales” (Berger, 2017, pág. 103).

Las etapas de la infancia y adolescencia influyen significativamente en la adquisición de capacidades y bienestar en la vida adulta. Esto debido a dos aspectos: el primero es que, en la niñez se adquieren las bases de la inteligencia emocional que es un predictor de capacidades en la vida adulta (Weiland & Yoshikawa, 2013); y el segundo, porque en esta etapa se forma una red de conexiones neuronales (Spear, 2013) que permite la transmisión de información posibilitando las funciones vitales, capacidades físicas y mentales básicas y superiores (Figueiras, 2021).

Para Sharma esta etapa comienza en la biología y termina en la sociedad (1996). Como hemos mencionado, es una etapa caracterizada por cambios incluso en el desarrollo del cerebro donde factores como contextos sociales o las experiencias vividas juegan un papel crucial en la configuración de su trayectoria (Zanolie, y otros, 2022).  

Como se puede observar, todos los autores coinciden en la importancia de una intervención adecuada en esta etapa y como diferentes factores inciden en un camino de bienestar o por el contrario una línea de problemáticas a largo plazo. Diversos estudios han clasificado a estos factores en relación con su beneficio o ponen en riesgo el bienestar del individuo. A estos elementos se les denomina protectores o de riesgo. Para fines de este artículo, se hará referencia a esos factores enfocados sólo en la adolescencia.

En cuanto al campo de salud se trata, hablar de factores protectores, se refiere a esas características del individuo que favorecen el desarrollo humano. Jessor (1977) los divide en cuanto al adolescente, la familia y la comunidad. Aunque el autor los clasifica, podemos observar que en los tres casos se enfocan a actividades similares, simplemente brindadas por los diferentes entornos. Es decir, va a influir la imagen positiva propia, la opinión positiva de la familia o de la comunidad. Otro ejemplo sería relaciones positivas con iguales, tiempo de calidad en familia o actividades psicosociales en la comunidad.

A continuación, en la siguiente tabla 1 se desglosa la división presentada por el autor:


Por el lado contrario, los factores de riesgo son ciertas características o conductas que llevan directa o indirectamente a resultados negativos o poco favorecedores de la salud o su desarrollo (Argaez, Echeverría, Evia, & Carrillo, 2018). Peterson, Hawkins y Catalano (1992) los distribuye en cuanto son relacionados con la comunidad, familia y escuela y el propio adolescente, tal como se describen en el siguiente tabla 2:


Entre otras cosas, del cuadro anterior se desprende que la familia, escuela y la comunidad pueden influir de manera positiva o negativa en el desarrollo del adolescente y por lo tanto en el resto de su vida. Los estudios que hablan de adolescentes, regularmente incluyen alguno de esos ámbitos, pues como hemos visto, impactan de manera directa en ellos.

Muchos de sus problemas de salud son prevenibles y su atención no está adecuadamente organizada. Es necesario prevenir los factores de riesgo y potenciar los factores de protección o resiliencia. (Güemes-Hidalgo, Ceñal, & Hidalgo, 2017). Este enfoque también ha sido adoptado por la psicología positiva, así como los estudios enfocados en el bienestar integral del adolescente.

Drogas y consumo

El uso de drogas es uno de los factores de riesgo en la adolescencia con mayor presencia. El consumo de drogas en la población adolescente va en aumento año tras año y sus consecuencias afectan diferentes áreas como el fracaso escolar y aumento de trastornos mentales. Otras de las consecuencias son déficit del rendimiento escolar, malas prácticas de alimentación, acoso escolar, intento suicida y en general problemas de tipo conductuales (Villatoro, y otros, 2016).

La Organización Mundial de la Salud hace referencia al significado de la palabra consumo refiriéndose a alcohol o drogas, como una autoadministración de una sustancia psicoactiva. Por esta última se entiende “sustancia que, cuando se ingiere, afecta a los procesos mentales como la cognición o la afectividad”. Este término y su equivalente sustancia psicotrópica, son las expresiones más neutras y descriptivas para referirse a todo tipo de sustancias, legales e ilegales para la política en materia de drogas (OMS, 1994, pág. 58).

El consumo de drogas en México y el mundo se ha convertido en un problema de salud pública. Las adicciones se comportan de forma muy distinta a otro tipo de enfermedades. Lo anterior en virtud de que están relacionadas con factores culturales, morales, religiosos, legales, entre otros que dificultan su abordaje (SS, 2021). Se dice que los trastornos mentales y las adicciones no deben ser considerados sólo como problemas de salud si no que requieren el involucramiento de otros sectores tales como lo son la educación, vivienda, el sector laboral (empleo), entre otros (Quijada & Sotelo, 2019). Este punto se puede reforzar, cuando abordamos los factores de riesgo y protección, y como estos impactan desde diferentes ámbitos como el personal, familiar, escolar y comunitario. A pesar de que se manifiesta en la salud física, al involucrar diferentes ámbitos se vuelve un problema social.

Las estadísticas nacionales (INEGI, 2021) nos indican que, del total de los delitos del fuero común federales, el 4.7% estuvieron relacionados con drogas. De ese porcentaje el 92.7% tiene que ver con narcomenudeo y el 7.3% con delitos federales contra la salud. De los delitos de narcomenudeo, la mitad de los delitos, es decir el 50.1% se refieren a la posesión y comercio de marihuana, el 34.1% con metanfetaminas y el 14.4% con cocaína.  

En el año 2016 se realizó la última Encuesta Nacional de Adicciones que registró 2,124 menores de edad internados en Consejos Tutelares. La mayoría tiene un promedio de 16.3 años. Se mostró que el 91.9% de los adolescentes tienen más de 15 años y el resto están entre los 10 y 14 años de edad. Del total presentado, el 28.1% cometió un delito bajo el efecto de una sustancia. Así mismo, dicha encuesta estima que de 53 mil 588 personas que recibieron atención en Unidades de Especialidades Médicas o Centros de Atención Primaria en Adicciones, el 48% corresponde a adolescentes entre 12 y 17 años (ENCODAT, 2017). Como se puede observar las adicciones ocupan una cifra sumamente alta en la población adolescente.

Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades es el objetivo número tres de la Agenda 2030 y los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (Asamblea General de la ONU, 2015). Dentro de sus metas se enmarca “Fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de alcohol”. Esto reitera la importancia del tema no solo a nivel nacional, pues ha requerido una estrategia de abordaje mundial.

Conflictos familiares

La adolescencia es una etapa en la que se pueden presentar conflictos familiares, principalmente entre padres e hijos. No obstante, también se ha destacado el efecto positivo de la familia como factor protector de riesgos, en esta etapa es cuando se desarrolla en un contexto afectivo y de comunicación (Hetherington & Anderson, 1988). Es decir, la familia puede influir a qué las problemáticas que se presentan en la adolescencia se hagan más graves, tal es el caso de la desintegración familiar y su influencia en el uso de drogas. O bien, un buen soporte familiar y estrategias de acompañamiento y comunicación en un adolescente con problemas de adicción, potencializa su capacidad de hacer frente a la adicción.

Los conflictos familiares de por si tienen ya un contexto personalizado que se vuelve complejo al incluir factores legales, económicos y emocionales, además de muchos otros (Franco-Castellanos & Pérez-Fuentes, 2021). Éstos mismos se complican más cuando uno de los familiares tiene adicción a drogas, principalmente si es menor de edad. Continuamente se presentan situaciones donde los adolescentes dejan de estudiar, roban a sus familiares para adquirir la droga, faltan a los trabajos o presentan intolerancia en la convivencia con otros miembros de la familia o conductas violentas y agresivas.

De hecho, la familia es considerada el grupo primario que recibe las consecuencias directas de la adicción de un miembro de esta. Entre dichas consecuencias se puede mencionar: desgaste de las relaciones familiares, hostilidad, desarmonía emocional y conflictos en la comunicación (Ruíz, Hernández, Mayrén, & Vargas, 2014). Se podría agregar también emocionales como depresión. Las personas con adicciones a las drogas rompen lazos con las personas cercanas y tienden a alejarse de ellas. La familia afectada por este consumo modifica su estructura y genera una dinámica en torno al uso de estas sustancias (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2017). Esta dinámica suele tener efectos negativos en el bienestar subjetivo percibido de las familias y en su entorno en general.

La adicción a las drogas de un miembro de la familia cambia la dinámica normal del sistema familiar. A partir de este hecho cambian las formas de relacionarse entre sus miembros, los vínculos familiares se desgastan y se distorsionan los sentimientos del grupo. Algunas de las problemáticas que se presentan son: aumento en la intensidad y frecuencia de discusiones, robo, actitudes violentas, ausentismo escolar, entre otras. Esto provoca un sin número de situaciones conflictivas, tanto para la persona adicta a las drogas como para los miembros de la familia, siendo en muchas ocasiones esa disfunción familiar la que colabora en perpetuar la adicción.

Según UNICEF, los programas de crianza enfocados a adolescentes deben fomentar el beneficio de relaciones amorosas y recíprocas entre padres y adolescentes, para el bienestar de estos últimos (UNICEF, 2021). Del análisis de los autores mencionados, se puede destacar la importancia de encontrar formas que fortalezcan la comunicación y sus herramientas como asertividad, empatía, escucha activa que permita solucionar y gestionar de manera pacífica los conflictos dentro de las familias.

Mediación familiar

Desde la cultura de paz, todos los métodos de resolución de conflictos ponen énfasis en reconocer los intereses de la otra parte. Es decir, la capacidad que tienen para negociar de manera positiva, transformar voluntariamente objetivos, generar empatía y comprender emociones y sentimientos de los demás (Bejarano, 1995).

El valor de las técnicas de resolución de conflictos (Álamos, 2009) se basa en el desarrollo de habilidades sociales que residen en:

·         Prevenir la generación de violencia fundada en el bien de todos.

·         Fomentar las ventajas de su ejercicio.

·         Superar la intolerancia y beneficiar el respeto al otro.

·         Promover la convivencia.

·         Fortalecer la legalidad y respeto a los derechos humanos.

En investigaciones desarrolladas por Gorjón (2020), estos métodos se consideran como generadores de bienestar, pues dentro del conflicto, estás técnicas pueden aportar armonía y percepción de calidad de vida en los involucrados. Dentro de los métodos de solución de conflictos podemos mencionar a la conciliación, mediación y la negociación.

Para López la mediación (2021, pág. 4) es un “método de resolución de conflictos voluntario en donde están presentes dos o más partes en conflicto con la voluntad de participar en un proceso en el que tendrán como objetivo lograr acuerdos satisfactorios para ambas partes y en el que estarán asistidos por la participación de una tercera figura imparcial encargada de guiar el proceso otorgando protagonismo a las partes.”

Otra definición es la que lo considera “un procedimiento extrajudicial y privado que es un método de actualidad que tiene como características la eficiencia eficacia y flexibilidad y en donde existe la autonomía de la voluntad manifiesta desde la elección del método a utilizar hasta la decisión del carácter vinculante con el sistema jurisdiccional, con el objetivo de lograr una solución negociada con la ayuda de un facilitador neutral.” (Córdova, Ochoa, & Durán, 2019, pág. 289)

La mediación se puede ver como una herramienta, que puede aplicarse en diferentes contextos como son la familia, comunidad, trabajo, organizaciones, entre muchas otras y en todas provee las condiciones necesarias para que se genere la adquisición de habilidades, capacidades o aptitudes para la vida, que permitan afrontar de una manera positiva y constructiva día a día (Caravaca & Sáez, 2013).

Los objetivos de la mediación engloban la mejora de la comunicación y relación entre las partes. Su objetivo es propiciar soluciones pactadas y adecuadas a cada caso, evaluar las necesidades de las partes y disminuir la confrontación entre ellas (Moore, 1995).

La mediación es un método que influye en los procesos de transformación familiar, pues beneficia en la transición del abordaje del conflicto donde generalmente tienen aspectos complejos y violentos, caminando hacia estructuras no violentas y de diálogo al otorgar una convivencia pacífica (Iglesias & Medina, 2021).

Basado en lo anterior, se puede señalar que, la participación en un proceso de mediación familiar mejora la comunicación, las relaciones y el apoyo entre los integrantes de la familia. Pues adaptando los beneficios que presenta en los involucrados en un proceso, cuando estos son miembros de una familia refleja en ella la prevención de violencia, respeto a los otros miembros, mejora la convivencia tal como lo mencionamos anteriormente. Así mismo, si se habla que la mediación construye puentes de comunicación, si se implementa a nivel familiar genera estos puentes dentro de la misma.

La mediación familiar es un tipo de medida que se presenta como una alternativa de intervención en conflictos familiares, en la cual se construye un consenso a través de la intervención del mediador (Suárez & Méndez, 2013). Pues en palabras de Perral y Ferrari el mediador posibilita con su intervención la posibilidad de crear caminos para la comunicación y establecimiento de acuerdos (Peral & Ferrari, 2020).

También es considerada una técnica o procedimiento con el objetivo de apoyar a los miembros de la familia a negociar sus conflictos a través de instrumentos que permitan resolverlos de una manera pacífica. (Bobadilla, 2017). Con ello, se fomenta el diálogo, la comprensión del conflicto, la posibilidad de priorizar los intereses de la familia, propuestas de solución confiables, y principalmente la construcción de acuerdos (Valdivia, 2019). 

En este caso, el mediador debe estar capacitado para resolver el conflicto, y a través de diversas herramientas como escucha activa, empatía, valores, entre otros, se genera un cambio personal que permite mejorar las relaciones con las otras personas (Castillo, 2021). Su papel se enfoca en encontrar soluciones y acuerdos que sean posibles de cumplir y sobre todo de sostenerse en el tiempo, esto permite que el proceso sea más humano y se respete la esencia de la familia (González, 2020). Al participar y vivir la experiencia, los miembros de la familia comprueban el beneficio del diálogo pacífico y se dan cuenta de su capacidad de construir acuerdos donde todos salen beneficiados, esto produce cambios en las dinámicas en las que suelen desenvolverse.

Beneficios de la mediación familiar en adolescentes

González (2020) considera que los principales objetivos de la mediación familiar son: beneficiar la comunicación al propiciar el diálogo, posibilitar que las partes lleguen a un acuerdo y que esos acuerdos perduren en el tiempo y sean materialmente posibles. Cuando una persona puede solucionar de manera correcta un conflicto, esto se refleja en su manera de sentirse mejor y en su comportamiento en general más sereno y pacífico en su participación en la sociedad. La forma en la que se soluciona un conflicto interpersonal impacta de manera positiva o negativa en el bienestar emocional (De Souza, 2012).

Para Gorjón (Gorjón, 2020) la mediación tiene elementos que inciden en el bienestar de las personas, entre los que menciona: calidad de vida, libertad de decidir, satisfacción en la solución de conflictos, habilidades sociales para relacionarse y bienestar subjetivo percibido. Al participar en un proceso de mediación familiar los miembros adquieren habilidades en la solución de conflictos, por el simple hecho de participar.

Si bien el concepto de habilidad es un constructo social (Rigby & Sanchis, 2013). “tienen su fundamento en lo que las personas son capaces de hacer desde sus condiciones neurofisiopsicológicas; éstas pueden ser específicas, cuando son requeridas en cierta tarea, e integrativas cuando se realizan en situaciones complejas.” (Portillo-Torres, 2017, pág. 4).

Diversos autores han estudiado los beneficios para los participantes de un proceso de mediación: Cobos (2013) hace referencia a la autorregulación, autocontrol, desarrollo habilidades emociones; Corella y Arias (2015) destaca que dignifica las relaciones familiares, promueve la responsabilidad parental, y la autodeterminación de sus integrantes; Sánchez-porro y González distinguen (2017) en relación a su solución, permite visualizar y valorar otros puntos de vista y opiniones,  previene la violencia entre los involucrados, y realizar un análisis del problema y gestión del pensamiento racional; y también en lo económico, reduce el costo, permite un control sobre los resultados. Tal como lo esquematizamos en la siguiente tabla 3 de acuerdo con los autores mencionados:



Si estos beneficios familiares se llevan al campo de conflictos, derivados por adolescentes con adicciones, se da la oportunidad de que la familia pueda ver la visión positiva del conflicto de adicción, asumir su responsabilidad parental en él, beneficia el desarrollo de habilidades emociones de todos los miembros, reducir la violencia que se genera por el uso de drogas y de igual forma se adapta cada beneficio presentado por los diferentes autores.

Es la forma de abordar el conflicto y no el conflicto como tal lo que influye en la calidad de las relaciones (Storaasli & Markman, 1990). Los adolescentes con capacidad de abordar los conflictos de una manera sana y constructiva benefician un ambiente positivo que fomenta la unión (Koerner, 2002) , para esto es relevante interiorizar y poner de lado lo que no nos permita comprender al otro (Acosta & Sáenz, 2022). Por ende, experimentar el abordaje del conflicto a través de la mediación que influye en la calidad de las relaciones familiares de adolescentes con adicciones.

Otro punto importante es, que los beneficios de la mediación familiar fortalecen los vínculos familiares entre el adolescente y los miembros de la familia. Como hemos mencionado anterior mente, la familia representa uno pilar en los factores de protección y riesgo. Beneficios como fomentar la expresión de las emociones, hacer conciencia sobre la responsabilidad parental, influir en la autoestima de los participantes y sobre todo gestionar los conflictos de forma creativa, esto representan factores de protección que benefician a los adolescentes.

Conclusiones

Si bien existen fundamentos para considerar que en la etapa de la adolescencia se acrecientan los conflictos familiares, también se ha determinado la importancia de la familia como factor protector en la prevención y rehabilitación de adicciones.

La adecuada gestión de los conflictos familiares en adolescentes con problemas de adicciones puede convertirse en una oportunidad para fortalecer el proceso de rehabilitación al generar soporte y lazos de apoyo en el adolescente.

La mediación familiar como método de solución de conflictos, presenta múltiples ventajas en los integrantes y se considera que se presenta como una opción viable para la transformación de conflictos familiares derivados del consumo de drogas de adolescentes.

Al participar en un proceso de mediación familiar, el adolescente tiene la oportunidad de desarrollar habilidades de comunicación, autorregulación de las emociones, y fortalecer lazos afectivos con los miembros de su familia. Además, fortalece los vínculos familiares que se refuerzan con el simple hecho de darse la oportunidad para hablar y ser escuchados.

La mediación familiar, resulta una opción viable en los procesos de rehabilitación de drogas en adolescentes al reforzar las habilidades de comunicación en la familia tales como empatía, asertividad y escucha activa. (Acosta & Sáenz, 2022). También, es un factor protector en los adolescentes y su rehabilitación al contribuir en la unión familiar y fortalecer los lazos entre los integrantes.

Son muchos los beneficios que impactan en la relación familiar, sin embargo consideramos que: reforzar la expresión de las emociones, que muchas veces son reprimidas; asumir la responsabilidad parental pues con frecuencia los padres no asumen su rol en las problemáticas relacionadas con adicciones; Incidir en la autoestima al colaborar todos como familia para la rehabilitación y solución de las dinámicas familiares, y; gestionar los conflictos de manera creativa, pues presenta opciones que no habían sido contempladas antes.

Ubican a la mediación familiar como un factor protector en los adolescentes y su rehabilitación al contribuir en la unión familiar y fortalecer los lazos entre los integrantes.

Es importante continuar con esta reflexión y realizar investigaciones que avalen el análisis realizado en este artículo.

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